Hace ya tiempo que las/os trabajadoras/es de bibliotecas públicas vienen organizándose para enfrentar la destrucción de un bien social que debería ser gestionado y pertenecer únicamente al pueblo. Hablamos de la labor formativa y educativa de las bibliotecas, a través de sus actividades y del préstamo gratuito de libros. Este servicio, monopolizado en la actualidad por las administraciones públicas, amenaza con caer en el agujero de la especulación económica.
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La privatización conlleva necesariamente la destrucción de puestos públicos, el despido de laborales e interinos, el traslado de personal funcionario, el deterioro del servicio, la precarización de las condiciones laborales, el “repago” directo de los usuarios y la sustitución de un objetivo cultural por uno económico. La estrategia en la administración viene siendo la misma desde hace años: abandonar y destruir los servicios a base de quitarles recursos para después vender la moto de que hay que privatizarlo porque así no funciona. Y añaden el argumento de la rentabilidad, como si la cultura, la sanidad o la educación tuvieran que generar beneficios económicos, como si fueran una maldita inversión en bolsa.
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Muy significativo ha sido el programa de “voluntarios”, en el que trabajadores/as sin derechos hacen sin cobrar tareas que corresponden al personal retribuido, lo cual está prohibido por sus propias leyes (art. 3.3 Ley 6/1996).
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La intención de privatizar la empresa pública MACSA (Madrid Arte y Cultura S.A.) y concederle la gestión de estos servicios planea sobre nosotras/os. Las consecuencias serían irreparables. Ya sabemos lo que supone supeditar un servicio a un interés empresarial.
Y todas/os sabemos que externalizar un servicio sale mucho más caro que gestionarlo directamente, pues hay que pagar a una empresa cantidades millonarias por no hacer nada. La mayor parte de lo que produce el/la trabajador/a es robado para pagar a los directivos de la empresa, (esos cuyo trabajo es estudiar cómo exprimir mejor a otros seres humanos) mientras el currante cobra una miseria. Así ya hemos respondido a la gran pregunta ¿por qué privatizan, si sale más caro? Para poder enriquecerse más aún con el esfuerzo ajeno.
La cultura no es un servicio: pertenece al pueblo.
La CNT siempre ha considerado que la cultura es del pueblo. Los libros los escribe el pueblo, las obras de arte las realiza el pueblo, las bibliotecas, archivos y museos las construyen trabajadores/as ladrillo a ladrillo. Las personas que prestan libros, informan y atienden visitantes son trabajadoras/es del pueblo. La cultura ya es nuestra, no tenemos que pedírsela prestada a ningún ente político. Llamamos “público” a lo que en realidad es propiedad privada del estado. Lo que nosotros/as producimos nos lo quitan y ahora se lo entregan a una empresa para que haga dinero con ello a base de cobrarnos por lo que es nuestro. Como se ha demostrado en muchas épocas y experiencias, en ateneos, escuelas, centros sociales, etc, el pueblo es perfectamente capaz de gestionar su cultura (como todo lo demás de nuestra vida). La administración pública solo demuestra ser un obstáculo a ese objetivo, cuando no un ente al servicio de los explotadores del pueblo.
Por eso creemos que debemos recuperar el sentido de que los bienes sociales son patrimonio del pueblo, ya sean culturales o de otro tipo, reivindicando aquello de “la cultura, ni pública ni privada: autogestionada”.
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Ante esta situación, CNT apoya totalmente la continuidad de la plataforma de trabajadores/as como único medio de enfrentarse al conflicto, de manera horizontal, en asambleas decisorias, sin líderes sindicales ni dirigentes. Si los/as trabajadores/as somos capaces de organizarnos, pedir firmas, convocar movilizaciones, realizar reuniones con el ayuntamiento… ¿para qué necesitamos a los profesionales sindicales? Los sindicatos subvencionados están nerviosos (como demostraron en la asamblea de Conde Duque del 24 de abril). Hay una lucha que no controlan ellos, que surge de los propios trabajadores/as, y eso no les gusta. Ya hemos visto insinuaciones de absorberla para después dejarla morir entre despachos y reuniones de liberados. Pero las luchas que de verdad tienen fuerza son aquellas que surgen de las asambleas decisorias, no de mítines políticos, las que con una fuerza común pueden obligar al patrón a ceder ante las reivindicaciones, mediante la acción directa, sin intermediarios.
SI NADIE TRABAJA POR TI, QUE NADIE DECIDA POR TI
Sección Sindical en el Ayuntamiento de Madrid
CNT-AIT.
Texto completo en http://cntaytomadrid.blogspot.com.es/2012/05/la-lucha-horizontal-contra-la.html